28.6.05

Qué jodido que es esto de escribir en una computadora de ecritorio, luego de haber escrito en una laptop sentado y hasta metido en mi cama. Me gusta escribir en calzoncillos. Y me estoy cagando de frío. Si mañana muero de frío sepan, mis queridos amigos, que fue por ustedes ( y por mi, por mi necesidad de mostrarme). Cómo decirlo. Hagámosle así, dice el cordobés. Miriam Svarter vestida con un gran sobretodo de super espía llegó a la casa. Hola hola, dos revistas. Vino, pero poco. Vino, pero mucho. Vino, claro, la comida. La comida fue mala. Yo me digo buen cocinero, que prometió salmones rosados con papas a la española, ofreció empanadas de Jamón y Queso. Caseras, tipo criollas. Pero, ni siquiera eso fue completo, como no sé hacer bien el repulgue, tuve que mentir. Oh, dolor oh. Decir que el freezer mucho congela, que la heladera y que con lo jodido que está el tiempo. Ella, presta, aunque poco dada a la cocina, se ofreció a hacer los repulgues. Los repulgues en realidad a mí me salen, pero en el caso de las empanadas que tengan queso o mucho líquido se me revientan. Miriam tampoco sabía hacer los repulgues, porque también se rnventaron. El queso endurecido, el humo y un leve tufillo invadiendo la estancia. Ella, como al pasar, comentandome que es alérgica. Abrí las ventanas y cambiamos de tema. Cambio. No sé por qué hablaba mucho, casi no podía hablar. Casi. Cuando hablaba decía pelotudeces, cosas incoherentes, no ella, yo. Me divertía y me entretenía, era un comic stand up personalizados y sin pagar el tiempo de descarga por cti. La tarifa depende el plan escogido y son cogidos por cti. Casi no pude contar mis trilladas anécdotas. Como cuando hice el descenso por el río luján a lo largo de dos días y 40 kilómetros llenos de aventuras. O aquella vez que me perdí en un desierto del norte de perú y conocí un aguila negra que me contó sobre los primeros habitantes del desierto de oginoca. O sobre mi perro, lucho, pobre lucho, che. Ya nadie se acuerda de él, está más olvidado que cabezas. Si alguien compra un perro próximamente llamelo lucho, en honor a mi perro lucho. Tampoco pude contar mi penosa y traumática experiencia de secuestro express. No le conté que fui peón de campo. No le conté que quería ser y hasta fuí por nueve meses periodista económico. Pero igualmente fue como empatar las cosas, ella leía los mirame las medias, es una nueva lectora. Leyó todos, sabía quién soy. Sabía que una vez intenté remontar un barrilete desde mi ventana y terminé discutiendo con una vecina sobre sus y mis derechos. Sasbía que una vez haciendo malabares me lastimé, sabía que había contratado a la enfermera en el rubro 59. Sabía de la bicicleta que no andaba y de mi lucha contra ese necio artefacto. Y claro, sip sip. Fue chateadora y tiene imaginación. Habíendo estado en la cima del uritorco es muy dificil no imaginar en ese lugar a una jipi de brazos abiertos cantando “y rasguña las piedras, y rasguña las piedras...” y otra que llega y se tiende en el piso, de rodillas, llorando.Como tema aparte, realmente envidio a los escritores que pueden escribir aunque no estén en calzoncillos, como en mi caso. Debe ser realmente maravilloso para su salud pulmonar. Entre el cigarrillos y los perrito y estos mirame las medias, moriré de pulmonía. Los bushviaja eran distintos, nunca los escribía estando en calzoncillos. La particularidad de los bushviaja era que siempre antes de escribirlos y hasta durante, tomaba alcohol y fumaba un porro. Además, solo podían ser escritos escuchando un disco previamente seleccionado. Cuando se terminaba el disco, se terminaba el bushviaja. Ahora es distinto, no necesito tomar alcohol y no fumo un porro. Smoke two joint all night and make me feel all right. Además, ya no hago eso de los discos, ahora casi siempre escucho la radio. La madrugada llega, pero el sueño no. Despierto desde las 8, no más. Tengo que dormir, mañana necesito estar gracioso. Tengo que hacer la vertical al reves, ahora a dormir. Pensando en miram svarter. Pensando siempre mal sobre mi. Juzgandome duramente. Si tuviera menos sueño me autoflagelaría.