8.1.13

Dias 14,15 y 16 de la pedaleada (5,6 y 7 de enero)

En Chos Malal me quedé el día 14 (5 de enero) a descansar, cambiar el rayo roto y ajustar algunas cosas de la bici. Por la noche conocí a Rocio, una muy divertida chosmalita vegetariana con la que compartimos unas cervezas y unos panchitos y que luego me invitó a cenar y me compartió pelones, cerezas e higos de su huerta. Las cerezas estaban súper ricas y los higos fueron los más ricos que comí en mi vida.
Al día siguiente 6 de enero, nuevamente me volvió a costar arrancar y recién a las 11 empecé a pedalear hacia Andacollo (a 60 kms). Arranqué tarde y había pronóstico de vientos de 60-70 kms/h, pese a eso confiaba en que había descansado un día y en mi determinación de llegar.
El lugar al que quería ingresar se llama la cordillera del viento y ya en la ruta entendí por qué. Jodido viento cabrón, aparte había 3 subidas importantes para pasar de los 800 msnm hasta los 1450 msnm de Andacollo (que quiere decir "que brilla en lo alto). Los primeros 20 kms, hasta el paraje El Alamito fueron duros, sobre todo por el viento, que no llegaba a los 70 kms ni a palos, pero jodía bastante. Tardé poco más de 3 horas en hacerlos. Al llegar a El Alamito me tiré en la primer sombra que vi. Para llegar a esa sombra había que cruzar en vado, más profundo de lo que parecía, en el que pedaleando me empapé medias y zapatillas. Pero, lo bueno, resultó ser que estaban festejando el cumpleaños de un nenito. Eso se traduce en algunos niños sentados a la sombra con cara de aburridos y varios adultos borrachos bailando cueca, que sonaba a todo volumen en cajas muy grandes (2 cajas potenciadas de al menos 250 W cada una). No saqué a ninguna doñita a bailar, pero me convidaron asado, asi que ligué una pata de chivo, un cuarto de pollo y unos bifecitos de ternera que me vinieron bien porque la pedaleada me había dejado muy hambriento. De hecho solo fue suficiente comida porque los comí con mucho pan...
Seguí por la ruta y a las 18 encontré un lugar lindo para acampar un poco más adelante. Seguía habiendo mucho viento y costaba avanzar y parecía buena idea parar, pero soy de descartar rápidamente las buenas ideas.
Los siguientes 13,6 kms fueron en subida y el viento si empezó a soplar a 60-70 e incluso más. Era imposible pedalear porque venía de frente y literalmente me tiraba de la bici. Empezó a oscurecer y el viento aumentaba y levantaba nubes de pequeñas piedritas que me golpeaban muy fuerte. Ya hasta costaba caminar. Le pedía a la Cordillera del Viento que me deje entrar, pero la guacha no se copó en ningún momento. Dándole sin parar tarde 4:40 horas en hacer esos 13,6 kms. A lo lejos los últimos 5 kms veía muchas luces y esa era mi meta y fue mi destino. Era una planta de gas a la que llegué a las once de la noche muy cansado y cubierto de polvo, pero curiosamente muy feliz. Ahí perdido en la montaña había una especie de Desmond Hume (aunque no se si apretaba un botón cada 108 minutos o qué hacía porque nunca lo vi hacer otra cosa más que matear conmigo o mirar cosas del Dakar o partidos de fútbol de hace dos o tres años. Ahí me pude duchar, comer y dormir sobre un colchón. A la mañana siguiente me levanté temprano y desayuné con Desmondo (que en realidad se llamaba Alberto) y con un chico de Bélgica y su novia de Nueva Zelanda que venían del otro lado y estaban recorriendo Argentina a caballo. Me costó bastante arrancar un poco porque seguía el viento y otro poco porque me daba pena dejar a Desmond solo. Estaba ahí solo hace 12 días y me regaló de todo, muchos tés locos como me gustan a mí, azúcar, pan, galletitas, me lleno el termo de café y así. Finalmente, un poco antes del medio día, volví a la ruta. Obvio que Desmond me acompañó a la ruta y para que tome el primer impulso apenas me senté me dio un fuerte empujón en la espalda que casi me hace salir volando por arriba del manubrio. El viento seguía fuerte, pero en 1-3 podía avanzar. Fueron unos 16 kms hasta Huingango, metiéndome por un camino por dentro Bosque Comunal. Los ultimos 5 kms son en bajada muy abrupta (baja unos 400 mts).
Huingango es muy lindo, le dicen el jardín de la provincia. De ahí seguí unos 7 kms más hasta Andacollo, subiendo nuevamente.
Andacollo es un pueblo minero (con plaza y monumento en el centro y cerro volado en las afueras y todo). El único alojamiento que tenía lugar salía 180 pesos. Sin dudarlo me vine al camping (que me costó 8 pe).