20.2.05

Panamericana y Marqués de Sade
Sábado a la noche. La noche linda. La soledad del artista me acosaba y me pasé la tarde tirado y leyendo. Leí un guión de woody allen y me divertí bastante. Pensé en escribir, pero como ya estaba por cerrar todo, tenía que ir a hacer las compras para todo el fin de semana, me faltaron los cigarrillos, pero de lo demás me abastecí bien. Después, salí a recorrer librerías, acá la fiambrería cierra antes que las librerías. Es un barrio muy particular el mío, como es muy particular la avenida Corrientes, con su gente, con su movimiento, con sus lógicas. Caminé entre libros apilados por estrechos pasillos, cuando alguna persona obstruía el paso, me veía obligado a volcar, con mis gluteos o con mi pelvis, alguna de las pilas de libros, que recogía prontamente. Causaba alarma en las librerías. Mi atuendo no era el propio de un lector, sino más bien parecía un punguista de la línea constitución la plata. Finalmente me decidí, el club de los suicidas y una antología del marqués de Sade. En eso pasé la noche, tomando cerveza artesanal, dándole a bob marley sin parar y leyendo. Hay un tipo curioso que escribe la introducción al marqués de sade que habla de la perversión, de freud, de lacan y así de muchos otros de esos, pero no dice ni en que año nació el marqués ni nada sobre nada. Ocupa 60 páginas en esto. Por el medio dice que Sade no escribía, sino que planeaba y lo que leemos es la no escritura. En fin, un montón de pelotudeces que pasé por alto, porque los cuentos revelan que el marques de Sade era un tipo inteligente y muy humorístico que sabía usar las palabras justas que justipreciar y bastardear al mismo tiempo, es decir, una ironía divertida, no como yo que me la paso hablando de escritores de 1750.