27.2.05

Debo preguntar y averiguar por algún curso de manejo de fax. Porque agarraba el papel y lo metía de un lado, del otro y el maldito aparato solo se burlaba de mí diciéndome TRABADO. Finalmente, opté por desenchufar el fax, volver a enchufarlo para que desaparezca esa siniestra calificación de su pantallita. Después de eso, procedí a esconder el formulario entre dos archivadores inclinados y a otra cosa. Todo iba de maravilla hasta que

Gonzales: ¿Quién desenchufó el fax?

Bush: No sé.

G: ¿?

B: Habrá sido alguien cuando yo salí a sacar las fotocopias...

G: ¿Dónde está el formulario que te dí para que pases por fax?

B: Ya lo envié.

G: Pero, ¿el papel dónde lo dejaste?

B: Debe estar en camino, si es que no llegó porque lo mandé por el fax hace bastante rato.

Pero mis respuestas no lo convencieron y tuve que inventar una terrible historia.

B: Es que, no te lo quería decir, pero entraron ladrones.

G: ¿?

B: Sí, me amenazaron, amenazaron a mí familia, me dijeron que no diga nada. Sí. Entraron con armas largas, eran seis, un grupo comando creo yo. Buscaban de manera desesperada ese formulario y se los tuve que dar. Uno quiso arrancar el fax y llevárselo, pero le dije que por favor no lo haga, que esperaba un dibujo que me iba a mandar mi pequeña niña que estaba secuestrada por iraquíes que exigían que se vayan todos los niños de iraq o la mataban. Vi una lágrima a través de su pasamontañas. Volvió a enchufar el fax y, sin decir nada más, se fue.

G: ¿No volvieron después de eso?

B: El que había arrancado el fax, sí. Me trajo una estampita de la virgen desatanudos y me deseo suerte con lo de mi hija.

G: Pero, si vos no tenés una hija.

B: Vos lo sabés, pero ellos no. Por esa pequeña mentira, conseguí que no le roben el fax a la compañía. Deberías felicitarme y no reprimirme por haberle mentido a esos siniestros delincuentes.

G: Bueno, está bien. Ahora te imprimo de nuevo el formulario y lo mandás de una vez, porque me volvieron a llamar para reclamar.

B: Gonzales, estoy mal, no creo que pueda mantenerme en pie mucho más.

G: Pero, si estás sentado.

B: Lo digo en sentido figurado. Lo de los delincuentes me dejó mal, y, además, no puedo concentrarme en el trabajo porque me la paso pensando en mi pobre niña, allá sola en iraq en manos de esos sádicos con turbantes.

Luego de esta frase brillante hice mutis por el foro y me escabullí hacia mi casa. Brillante. Total, sé que al día siguiente gonzales no se acordará ni siquiera una palabra de nuestro diálogo.