13.1.13

Dias 19, 20 y 21

El jueves salí tempranito hacia las lagunas de Epulauquen (Dos lagunas significa en mapuche). 45 kms subiendo unos 300 metros por una ruta de ripio en mal estado. Me llevó unas 6 horas por lo que llegué pasado el medio día con un sol que rajaba la tierra. Me comí dos mega tazones de nestum como un niño con una leche que me llevé congelada en el bolsillo térmico de la alforja que llegó bien fresquita. El camping es muy grande, por lo menos 2 kms a lo largo del lago superior, pero me costó mucho encontrar un hueco para armar mi carpa por lo lleno que estaba. No esperaba encontrarme tanta gente. Muchas familias neuquinas que mantenían el fuego prendido las 24 horas, como si no tuvieran fósforos para volver a prenderlo. Estaban todo el día buscando leña y tomando chupilca, que es cerveza con ñaco (trigo tostado molido) que todavía no he probado. En todos lados venden ñaco, que se ve como pan rayado. En esta zona vivían Los Pincheira, una familia de bandoleros que fue el último bastión realista en américa derrotados un 14 de enero de 1832. Nunca se encontraron sus tesoros, una leyenda dice que están enterrados en algún lugar del parque y en esta zona de buscadores de oro me imagino que varios boludos habrán venido con pico y pala a hacer pozos por todos lados. Otra leyenda cuenta que al verse derrotados tiraron todo a alguna de las lagunas, son seis en total. Lo cierto es que la plata y el oro no aparecen.
Llegué muy cansado por la subida hasta las lagunas y me dormí tempranito y fui el primero en levantarme de todo el camping. Como excursión hay un camino de treking por un bosque de ñires y roble pellín. Los dos primeros kilómetros fueron geniales por adentro del bosque bordeando el lago y vadeando arroyitos, luego, los otros dos kilómetros el camino se complica mucho y se lo nota muy poco transitado (se ve que no pueden alejarse tanto para que no se les apague el fuego). Trepé y trepé con la bici al hombro hasta que finalmente llegué a un lugar en el que aluciné. Cáscadas Las Chaquiras, una caída de agua de más de 50 metros con varios "escalones" de la que una foto dice poco pero que es una de las cascadas más lindas que vi en mi vida. Allí pasé la mañana con Guada solo intenté una escalada hasta la Laguna Negra, pero en un momento me encontré colgado en un acantilado con las patas temblando y me dio miedo seguir. A lo largo de toda la mañana pasaron solamente 9 personas de las mas de 500 que había en el camping. Todos se sorprendían de ver una bicicleta a semejante altura, hasta uno de los tres grupos que pasaron se fueron con la idea de que yo conocía un camino alternativo para llegar porque era imposible que haya hecho el mismo camino que ellos con la bici a cuestas. Me costó bastante llegar, pero nada es imposible si se lo encara con las suficientes ganas. Bajando hice tramos de Downhill (descenso de montaña en bici) bastante adrenalínicos y peligrosos en los que me di varios golpes, pero todo muy divertido. Ya de vuelta en el camping decidí que ya era suficiente, que era hora de ir volviendo. Después de una noche mirando las estrellas en una noche muy oscura con luna nueva me desperté a las 8 y arranqué el descenso a las 9. Pensé que iba a ser más fácil, pero despues de hacer 30 kms me empezó a pegar mal el calor del medio día y la cosa de complicó. Para colmo en un rapto de inteligencia malsana tomé un desvío que bajadas y subidas bastante largas con inclinaciones de hasta 51 grados según el gps que me escupió sobre Las Ovejas cerca de las 15. Deseoso de tomar algo me encontré con todo cerrado. Me vine para lo de don Tino y lo encontré charlando con una escritora de la zona (a la que le compré un libro). Todos sorprendidos por el calor extremo que hace: "acá nunca pasa de los 30 grados", me contaban.
En unas horas arranco de nuevo para Andacollo donde se está haciendo la Fiesta Provincial del Veranador (los arrieros que suben en verano con sus piñas de chivos buscando mejores pastos) donde seguro habrá chivito, destrezas gauchescas y mucha chupilca.