1.3.05

Así fue, claro. Llegué y gonzales me dijo “espere que ya lo atiendo”, yo no le dije nada y sin mirarlo seguí caminando hacia mi escritorio. Calculo que él, de tanto mirarme, me reconoció porque al rato de sentarme escuché un aaaaaaaaa a mis espaldas que me hizo darme cuenta que recién entonces me reconocía.