27.7.05

ye le fulet. La noche, siempre es de noche en los departamentos internos. Son como el polo, uno de los polos, no me acuerdo cuál, donde las noches duran meses y los días 24 horas, como en todo el resto del mundo. Hay una isla donde no, eso me contaron, amigos que viajan, una isla cerca de madagascar, donde el día tiene 12 horas. Es una civilización notablemente extraña, que vale la pena observar. El tiempo pasa más rápido para ellos, un año son dos, un peso vale dos. Otra cosa muy notable en la isla es que el promedio de vida de los habitantes duplica al de África continental. A mi a veces me ocurre algo parecido, mi día dura doce horas. Pero hoy estuve leyendo una revista de indumentaria femenina y estoy más tranquilo. Ahí decía que es normal que los adolescentes duerman 12 horas. Eso me hace pensar que si fuera adolescente sería normal y me dio una gran tranquilidad espiritual. Lo mío es un simple problema de anacronismo, un interior adolescente en un cuerpo maduro. Muchas veces ocurre lo contrario, niños pequeños con perversidad de adultos. Mumis me contaba de una niña que le decía a su hermana ciega “papá trajo dos regalos y ninguno es para vos, porque son una video y un televisor”. Esa es la perversidad, porque bien podrían haberle dado la caja de la tele a la ciega diciéndole que era una casa de muñecas, `pero que las muñecas se habían ido de vacaciones a claromecó y pusieron la casa en venta. O bien, podrían haberle dicho que era un equipo de música y nunca hablarle de la imagen.
Pero no me extenderé, porque hoy estoy un poco anarco.

8.7.05

toma la buena

Hoy estaba contento, pucha que estaba contento, andaba con unos ticket sodexho. Un piloncitos de billetes como los del monopoly, pero con mi nombre impreso. El sueño de todo niño. Es como dinero, pero es de mentira. Solo sirve en algunos comercios, con esos ticket se puede comprar mayonesa (light o común), pero no sirven para comprar tres minutos más. Hay cosas que los tickets no pueden comprar. Estaba dentro de un comercio asiático, con un carrito, metiendo cosas, sacando otras. Estaba feliz como un niño. Soy feliz desde que dejé el vino, antes el primer lugar que hubiese visitado sería la bodega, eligiendo vinos. Ahora no, estaba tranquilo, ya no tomo ni vino ni cerveza. Eso es un gran logro. Dejarlo sería como encontrarme con un ser superior, ver la luz de la sabiduría y la verdad. El otro día vía algo que me parecía esa luz, pero por ahí era un semáoforo nomás porque no sufrí ningún cambio. Pensaba para mí mismo y me fuí hacia el bazar para mirarme reflejado en las ollas y sonreírme. Después agarré dos cocas y una botella de fernet branca, porque como dice la propaganda de coca cola “toma la buena”. Y me decía qué cosa maravillosa el fernet, ahora no tomo más alcohol, solo fernet con cola.

6.7.05

NOche

Noche
enfermedad de enfermades, de la muerte subiendo despacito por mi garganta. La muerte es como la garganta haciéndose de la lata en un grito que se pierde y se vuelve metálico, imagen recurrente de película. Pero nada, chabal, que esto no es un película o qué es lo que te crees. Ahora lo puedo contar y hasta puedo disfrutar de un poco de puré y media tacita de tinto. La vida no es tan mala para los que no nos morimos el miércoles. Porque podría haber sido, fiebre, sudor y lágrimas en la tarde con sueño con el cuerpo destruido, durmiendo y durmiendo llegué a las 48 horas antes de poder sentar mi cuerpo. Un mareo me invadía y vomitos repulsivos y babeantes no me dejaban retener dentro de mi cuerpo nada de alimento. Estuve enfermo de anorexia durante dos días, a causa de un principio de bulimia. Que simpática y correcta y trillada es la terminología con la que contamos hoy. El lunes fue feriado, el martes no trabajé mucho y después me morí. No puedo hablar, hablo con mucha difícultad con una voz más débil, aguda y lenta. No puedo tragar ni mi propia saliva y eso que no estoy fumando. Dos días sin fumar y en parte la gripe se me dio por fumar, por pasar de fumar 10 a 20 por día. Eso fue, palabras usadas. Y el resto del tiempo sin salir de la casa, sin salir de la cama. Mirando la tele. Estomba estima exáctitud al atribuirle, no se si todo, algo. A la televisor. Cambia la vida. No voy a mirar más televisión porque me puso muy triste. Esa es una de las cosas que me encantan de estomba la capacidad de derivar responsabilidades. Mi tristeza es culpa del televisor y no de lo vacío de mi vida. Donde no pasa nada. Donde nada produzco. Es cierto que todo es mentira, lo decía ya el filosofo. Y tengo una semana, menos, un día, para pensar mentiras. Necesito 10 minutos de mentira que puedan ser entretenidos. Pero también pasa que el frío invade mis píes y vuelvo a tener necesidad de reposar de la mala enfermedad que me lleva a actuar como un psicótico. La garganta, al principio lo terrible era todo. Ahora todo es más leve. Si estoy parado más de cinco minutos empiezo a transpirar y pierdo la noción de perpendicularidad con la superficie terrestre.
Mañana del día siguiente (o más bien 2 de la tarde del mismo día de la madrugada anterior), travalenguas traban las lenguas, pero las mañanas son más alegres y chispeantes que las noches, donde las cosas se ven tan tétricas. Anoche estuve con el cuento de terror, trabajando en eso, pensando eso. Probando eso, acomodé palabras, cambié sustativos y quité muchos adejtivos. Quiero ser tétrico no terrorífico. Cuentos de terror, cortos, muy cortos, 3600 caracteres para contar una muerte, una resurreción, una aparición, una desaparición, un fantasma, un perverso palpable o alguna de esas cosas que hacen que la columna vertebral se contraiga. Hay cosas que no debe volver a hacer, pero por más que pienso eso, también pienso, negativamente, hay cosas que nunca voy a aprender. Quiero pensar en otra cosa, pero todo me lleva y conlleva que yo lleve conmigo, algo de lo que quiero deshacerme, pero no puedo, permanece y está y yo busco, deshacerme, aunque no con demasiado énfasis ni austucia. Cada cual comprende lo que haya que comprender, otro comprenden cualquier cosa, nadie comprende nada, porque la cosa es así. Estar acá sin entender nada, escribiendo con incoherencia palabras que se me cruzan y que no tienen nada que ver con la realidad, como yo. No tengo nada que ver con la realidad, siempre las primeras palabras que salen son las inconscientes, que salen aunque no tengan que salir. Aunque es mejor que salgan de una vez, para poder hacer uso de eso, para marcar corregir, remarcar. Alguien quiere? Yo tengo muchas ganas de escribir, pero acá las palabras me faltan y en otro cuentos las palabras me sobran. Probaré el género infantil.Voy y vengo en un permanente goteo de ideas, puedo, trabajar. Pero la idea me tortura. La idea es la misma, hace aproximadamente 10 días. Pero mi idea no vale nada, solo vale perder la concentración, en el momento de mayor concentración. Vuelve y da vuelta y las caras, se cruzan. Todas las caras cruzadas, pero con destinos que se bifurcan, por un lado, por el camino soleado y fácil voy yo solo. Por el otro se van los demás. Con sus vidas, con sus cosas, con sus penurias, pero yo no tengo nada que ver. Tengo que tener eso en clara. Yo nada tengo que ver con eso, ni con clara. o Sí, claro ese es el tema. Nunca lo sabré o sí, llegará algún momento en que lo sepa. Alguna vez la verdad se me revalará, no porque sea un iluminado, sino porque las cosas van pasando y yo me voy enterando. Siempre tarde, siempre fuera de término y cuando opino, estoy desactualizado, soy tonto y carezco de lógica. Pero eso no es solo cuando yo opino, porque hay veces que cuando yo no opino hago otra cosa y, entonces, vuelvo a estar desactualizado, ser tonto y carecer de lógica. Porque es así, hay muchas cosas que se pueden cambiar y otras que son inevitables, ahora bueno. Saber qué es lo que se puede cambiar, a qué cosas resignarse, cuáles desestimar y a cuáles aferrarse.